Siempre lo mismo, llega el final del verano y ya estoy aborrenciendo este continuo malgasto de tiempo. En invierno siempre con el agua al cuello, en verano más malgasto del que nunca he hecho. Tal vez nuevas tormentas de verano me renueven y me preparen para el regreso al invierno. Harto de la estabilidad de un día a las 4 de la tarde, donde ni si quiera el aire corre con fuerza.
El Sol apreta fuerte, ni una cerveza fría suple esta exhastiva aúrea que me agobia y me atrapa, tan sólo deseo volver al agradable invierno. Soy contrario a un norteño, odio el calor, amo el invierno. En ocasiones pienso que es a esto a lo que me debo, a las sensaciones frías que me llevan a una dejadez propia de un artista, pero siempre manteniéndome a flote, así que recordándola ¿no es normal que escriba esto?
Recuerdo, me ensueño, en otros tiempos que pasaron y pasaran. Añoro más al futuro que me viene que al pasado reciente. Pero es que no espero, desespero por vivir, aunque nunca llego a llenar esa sensación. Puede parecer malo, pero es lo mejor, es vivir con amor. No quiero ni pensar, estúpida tradición vitalista con reducida introspección. No quiero ni mirar ese pasado bellamente enegrecido y fantasioso, tan sólo pienso en leer de nuevo, lo echo de menos, en volver a ver aquello a lo que me acostumbre, en volver a redescubrir nuevos lugares con fuerzas renovadas.
¿Siento que me pierdo? No he visto un texto más divagante que el que pienso, es lo que tiene escribir mientras sueño. Pero escuchar música es lo más vivo que es capaz de recorrer mi cuerpo. Algo de rap, y algo más. Me doy cuenta de lo adicto que me he vuelto a este sonido acompasado, a una harmonía difícil de entender, pero a la vez tan extasiadora, siempre sonando de fondo en todos esos momentos.
A ver si empieza ya este nuevo año que de reojo veo que se acerca algo bueno y siento como arranca de nuevo la máquina después de cierto tiempo esperando un nuevo comienzo. Nuevo, nuevo, nuevo, necesito nuevos estímulos, ya casi aborrezco todo esto que es viejo, hay que cambiarlo, hay que depurarlo, quemarlo, reducirlo a cenizas en las que me bañaré antes de empezar. Tan sólo pienso en reflexiones que haré por nuevos lares sin olvidar ese par de acompañantes que cuelan a borbotones música nostálgica que no me hace más que entristecer un alma que sabe lo que quiere pero no se atreve a mencionar tales anhelos.