Pues si, el mundo en sí es una gran mentira. Todos los días mentimos, es nuestro mecanismo de defensa, aparentar lo que no somos. Damos los buenos días al vecino, cuando nos la suda si su día sea bueno o no. Mentimos en todo momento, si hay algo que caracterice a los seres es la mentira. Se aprende a mentir antes que a hablar, se miente por beneficio propio o a veces por no herir al prójimo, pero que más dará si al final no dejas de engañar. Y más allá, la mentira está bien vista y es divertida, deberíamos cuestionarnos esto. La mentira ha cobrado un lugar, es más que un virtud, es, lo que comunmente se cree, un "don" de la sociedad.
La mentira es el retroceso. Es como una fanganosa marisma en la que cada paso significa la posibilidad de ser tragado por el fango sin opción a salir.
La mentira es prejuicio, valorar conforme vemos. Hay cosas que podemos conocer y otras no, y allá donde la mente actua no podemos saber nada, claro que se ha puesto de moda vestir de una forma u otra para que te puedan "clasificar" fácilmente, por la cual cosa cualquiera que viste de una manera o otra por gusto es clasificado también por error.
"Non semper ea sunt quae videntur", no siempre las cosas son lo que vemos. Las apariencias engañan y no debemos hacer otra cosa que estar siempre un poco alerta para comprender el funcionamiento de los demás. Los que parecen tener una mente sencilla no siempre la tendrán, y aquel que parezca malo no tiene porque serlo. El problema casi que viene de la estúpida relación de causalidad. A tales vestimentas, tal personalidad/comportamiento/inteligencia. Tan solo el diálogo permite conocer un poco mejor la realidad.
En conclusión, hay que intentar decir siempre la verdad, y no argumentar que mentimos porque lo hacen los demás. El problema radica en el hecho de que hay mucha gente mentirosa. ¿Qué hacer, ser victimas de la mentira o ser sus aliados? Ahí teneís la reflexión del día.
Las apariencias son como un iceberg, no te imaginas todo lo que hay bajo la superficie. |