sábado, 29 de enero de 2011

Razón o pasión

RAZÓN O PASIÓN
“¿Tiene el corazón motivos que la razón no entiende?”
“¿Por cuál de las dos debemos dejarnos guiar?”
por Androktónos (mi seudónimo)

Todos solemos decir que la razón domina nuestra vida, pero claro nadie dirá que la pasión manda en su vida, es como preguntarle a un loco si es consciente de su locura. Aún así hay excentricidades, algunas personas eligen la pasión como su propio mapa del mundo, su brújula que le orienta, que ya veremos luego las consecuencias de esta elección, de las que es posible que no sea conocedor.

Para poder entendernos mejor debo explicar que significan para mí estos conceptos pues si usamos lenguajes distintos es difícil entendernos.

La razón atañe al control, a la disciplina, aquello que nos dice que debemos hacer, la perfecta consejera si hablamos de una mente sana. La razón es el uso de la capacidad de razonar, la capacidad de elegir una opción gracias a que ésta nos da motivos que siempre serán suficientes para nosotros.

Por otro lado la pasión es todo lo contrario, el descontrol, no pensar en las consecuencias de tus propios actos pues han sido llevados acabo por estímulos inmediatos.

Imagina que la representación de tu vida, de tu futuro, de las probabilidades de supervivencia fuera un barco que debe llegar a buen puerto. Es menester disponer tanto de velas como de timón, pues a falta de uno es prácticamente imposible llegar al puerto. Para llegar al puerto debe pasar por un cabo de altos y afilados acantilados. ¿Podrías lograr esta proeza de llegar a buen puerto prescindiendo algunos de tus instrumentos navales?
La respuesta lógicamente es no, si no dispones de velas te dirigirás sin remedio al acantilado por la fuerza de las olas, y si no dispones de timón serás un barco que se mueve a voluntad del viento y que también terminaría estrellado contra el acantilado.

Una vida apasionada sería una vida atormentada, una vida azotada por las pasiones. Todos los actos del individuo serían totalmente fruto de sus pasiones. Viviría enloquecido por sus deseos y amores, que siendo ley de vida no siempre podría satisfacer. Será la persona que menos hará lo que quiere, pues las pasiones no son sinónimo de voluntad y libertad, son sinónimo de privacidad y de esclavitud. Aquél que es sometido a la fuerza de las pasiones será el más débil de alma pues no es capaz de mantener un equilibrio entre sus partes. Las quejas, las lamentaciones y el sufrimiento serán continuas en este tipo de personas. El remordimiento le oprimirá por dejarse llevar por las pasiones y en toda situación de su vida le harán obrar incorrectamente pues la pasión no ofrece la capacidad conocer que está bien o mal, no conocería ningún tipo ética, simplemente haría lo que sus impulsos le obligaran a hacer.
Visto de este modo una vida así no se puede contemplar como una opción recomendada.

Al entender que ésa es una opción impensable podrías pensar que si ésta no es buena vida deberías escoger una vida de razón extirpada de todas las pasiones.
“La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales” René Descartes. Aceptando esto debemos hacer uso de la razón.

Sería una respuesta perfecta por lo menos en la teoría, pero esto es imposible pues el hombre tiene como último responsable de casi todas las cosas las pasiones, pues las razones últimas, el último recurso se refiere a una pasión. Hacemos las cosas por deseo, por anhelo, por interés, cosas que parecen nacer de las pasiones. ¿Además querer conocer no es en sí el resultado del deseo? “Cuando un hombre aumenta sus conocimientos y perfecciona sus modales, debemos esperar verle al mismo tiempo ampliar sus deseos, refinar sus apetitos y desarrollar sus vicios” Mandeville. Estos deseos y vicios no serán los mismos que los de alguien que no hace uso de su razón, pues serán más bastos, más bárbaros, más animales. Si alguien no conoce no puede desear algo desconocido. Los deseos son parte de la naturaleza y es imposible deshacerse de ellos.
“Incluso el más racional de los hombres necesita volver de vez en cuado a la naturaleza” dice muy acertadamente Nietzsche.
Lo más difícil es comprender que lo ilógico, las pasiones, es necesario. Pues solo el insensato es capaz de creer que la naturaleza del hombre puede ser totalmente trasformada en una puramente lógica.
Francesco Petrarca decía “No hay lugar para la razón contra la fuerza de la pasión” a lo que yo le respondería “Entonces, ¿No es nuestro deber remediar este punto flaco? ¿No sería mejor luchar contra esta fuerza hasta terminar con ella? Conocemos el mal y la cura, enfrentémonos al mal de una vez”

Como seres humanos no podemos prescindir ni de la pasión ni de la razón, debemos hallar un equilibrio entre ambas, pero siempre con el predominio del poder de la razón.
Las soluciones más sencillas serían dejarse llevarse por la pasión como esperando cualquier cosa que se presente o combatir las pasiones con las propias armas que la pasión te ofrece, soluciones de débiles. De pequeños personajes que no son capaces de mantener el control sobre sus pasiones. Reflejado en El Crepúsculo de los Ídolos de Nietzsche.
En la actualidad, una época de ilustración, donde teóricamente llevamos décadas desarrollando la razón, suele ser la pasión la que gobierna la mayoría de nuestras decisiones. Y es más, exaltar nuestras pasiones puede ser algo muy provecho para otros. Un gobierno que necesite soldados lo único que debe hacer es exaltar el sentimiento de patriotismo y despertar la valentía entre sus ciudadanos. ¿Cuantas películas de este tipo encontramos? ¿Y en las que se exalta el amor? Incluso hay un anuncio que he visto hace poco en el que resumen a una persona sociable como una persona “capaz de amar y trabajar”. ¿Qué nos hacen entender que es la felicidad? ¿Familia y trabajo? Es decir, estar dominado por las pasiones para no pensar, y para trabajar en beneficio de aquellos que comprenden este juego.
También creemos en que las pasiones suelen ser cosas buenas, cosas bellas, pero ¿No es tan sentimiento el odio como el amor? El odio, la rabia, la envidia, el amor, todos capaces de hacer actuar sin pensar. Es bien conocida la frase de “el amor mueve montañas”. Pero no sería mejor la frase “las pasiones son únicas desestabilizando y confundiendo”.
“Quienes enseñan que no debe gobernar la razón sino el amor, abren las puertas a aquellos que sólo quieren y pueden gobernar por el odio” Popper. Si abriéramos el gobierno de las instituciones controladas por la razón a las pasiones, ¿Quién estaría capacitado para juzgar cuales son beneficiosas o perjudiciales? ¿Y discriminar a algunas no significaría el hecho de privarlas de su libertad de gobernar como pasiones?
Serían tantas las dudas, que no haría falta seguir planteando la posibilidad de escoger una opción como esa. ¿No sería más fácil recibir a la razón como forma de gobierno? La razón persigue el oscurantismo, todas aquellas situaciones nubladas que producen dudas y discordia. La razón es la luz que permite dejar las cosas claras. Los actos no tienen que tener como último fin, el amor, el odio… Los actos deben justificarse correctamente, y si no se puede hacer es por que hay pasiones de por medio.
“Despréndete de todas las impresiones, de los sentidos y de la imaginación, y no te fíes sino de la razón” René Descartes.
Aún así debemos comprender que hay muchas cosas que todavía sobrepasan a la razón. Continuemos esta lucha.
La razón es tu mejor guía y la pasión tu compañera.


Si quereís podeís comentar exponiendo vuestra opinión sobre el tema. O diciéndome que os parece lo que he escrito.

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