RAZÓN O PASIÓN
“¿Tiene el corazón motivos que la razón no entiende?”
“¿Por cuál de las dos debemos dejarnos guiar?”
por Androktónos (mi seudónimo)
 Todos  solemos decir que la razón domina nuestra vida, pero claro nadie dirá  que la pasión manda en su vida, es como preguntarle a un loco si es  consciente de su locura. Aún así hay excentricidades, algunas personas  eligen la pasión como su propio mapa del mundo, su brújula que le  orienta, que ya veremos luego las consecuencias de esta elección, de las  que es posible que no sea conocedor.
 Para  poder entendernos mejor debo explicar que significan para mí estos  conceptos pues si usamos lenguajes distintos es difícil entendernos.
 La  razón atañe al control, a la disciplina, aquello que nos dice que  debemos hacer, la perfecta consejera si hablamos de una mente sana. La  razón es el uso de la capacidad de razonar, la capacidad de elegir una  opción gracias a que ésta nos da motivos que siempre serán suficientes  para nosotros.
 Por  otro lado la pasión es todo lo contrario, el descontrol, no pensar en  las consecuencias de tus propios actos pues han sido llevados acabo por  estímulos inmediatos.
 Imagina  que la representación de tu vida, de tu futuro, de las probabilidades  de supervivencia fuera un barco que debe llegar a buen puerto. Es  menester disponer tanto de velas como de timón, pues a falta de uno es  prácticamente imposible llegar al puerto. Para llegar al puerto debe  pasar por un cabo de altos y afilados acantilados. ¿Podrías lograr esta  proeza de llegar a buen puerto prescindiendo algunos de tus instrumentos  navales?
La  respuesta lógicamente es no, si no dispones de velas te dirigirás sin  remedio al acantilado por la fuerza de las olas, y si no dispones de  timón serás un barco que se mueve a voluntad del viento y que también  terminaría estrellado contra el acantilado.
 Una  vida apasionada sería una vida atormentada, una vida azotada por las  pasiones. Todos los actos del individuo serían totalmente fruto de sus  pasiones. Viviría enloquecido por sus deseos y amores, que siendo ley de  vida no siempre podría satisfacer. Será la persona que menos hará lo  que quiere, pues las pasiones no son sinónimo de voluntad y libertad,  son sinónimo de privacidad y de esclavitud. Aquél que es sometido a la  fuerza de las pasiones será el más débil de alma pues no es capaz de  mantener un equilibrio entre sus partes. Las quejas, las lamentaciones y  el sufrimiento serán continuas en este tipo de personas. El  remordimiento le oprimirá por dejarse llevar por las pasiones y en toda  situación de su vida le harán obrar incorrectamente pues la pasión no  ofrece la capacidad conocer que está bien o mal, no conocería ningún  tipo ética, simplemente haría lo que sus impulsos le obligaran a hacer.
Visto de este modo una vida así no se puede contemplar como una opción recomendada.
 Al  entender que ésa es una opción impensable podrías pensar que si ésta no  es buena vida deberías escoger una vida de razón extirpada de todas las  pasiones.
“La  razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue  de los animales” René Descartes. Aceptando esto debemos hacer uso de la  razón.
 Sería  una respuesta perfecta por lo menos en la teoría, pero esto es  imposible pues el hombre tiene como último responsable de casi todas las  cosas las pasiones, pues las razones últimas, el último recurso se  refiere a una pasión. Hacemos las cosas por deseo, por anhelo, por  interés, cosas que parecen nacer de las pasiones. ¿Además querer conocer  no es en sí el resultado del deseo? “Cuando un hombre aumenta sus  conocimientos y perfecciona sus modales, debemos esperar verle al mismo  tiempo ampliar sus deseos, refinar sus apetitos y desarrollar sus  vicios” Mandeville. Estos deseos y vicios no serán los mismos que los de  alguien que no hace uso de su razón, pues serán más bastos, más  bárbaros, más animales. Si alguien no conoce no puede desear algo  desconocido. Los deseos son parte de la naturaleza y es imposible  deshacerse de ellos.
“Incluso el más racional de los hombres necesita volver de vez en cuado a la naturaleza” dice muy acertadamente Nietzsche.
Lo  más difícil es comprender que lo ilógico, las pasiones, es necesario.  Pues solo el insensato es capaz de creer que la naturaleza del hombre  puede ser totalmente trasformada en una puramente lógica.
Francesco  Petrarca decía “No hay lugar para la razón contra la fuerza de la  pasión” a lo que yo le respondería “Entonces, ¿No es nuestro deber  remediar este punto flaco? ¿No sería mejor luchar contra esta fuerza  hasta terminar con ella? Conocemos el mal y la cura, enfrentémonos al  mal de una vez”
 Como  seres humanos no podemos prescindir ni de la pasión ni de la razón,  debemos hallar un equilibrio entre ambas, pero siempre con el predominio  del poder de la razón.
Las  soluciones más sencillas serían dejarse llevarse por la pasión como  esperando cualquier cosa que se presente o combatir las pasiones con las  propias armas que la pasión te ofrece, soluciones de débiles. De  pequeños personajes que no son capaces de mantener el control sobre sus  pasiones. Reflejado en El Crepúsculo de los Ídolos de Nietzsche.
En  la actualidad, una época de ilustración, donde teóricamente llevamos  décadas desarrollando la razón, suele ser la pasión la que gobierna la  mayoría de nuestras decisiones. Y es más, exaltar nuestras pasiones  puede ser algo muy provecho para otros. Un gobierno que necesite  soldados lo único que debe hacer es exaltar el sentimiento de  patriotismo y despertar la valentía entre sus ciudadanos. ¿Cuantas  películas de este tipo encontramos? ¿Y en las que se exalta el amor?  Incluso hay un anuncio que he visto hace poco en el que resumen a una  persona sociable como una persona “capaz de amar y trabajar”. ¿Qué nos  hacen entender que es la felicidad? ¿Familia y trabajo? Es decir, estar  dominado por las pasiones para no pensar, y para trabajar en beneficio  de aquellos que comprenden este juego.
También  creemos en que las pasiones suelen ser cosas buenas, cosas bellas, pero  ¿No es tan sentimiento el odio como el amor? El odio, la rabia, la  envidia, el amor, todos capaces de hacer actuar sin pensar. Es bien  conocida la frase de “el amor mueve montañas”. Pero no sería mejor la  frase “las pasiones son únicas desestabilizando y confundiendo”.
“Quienes  enseñan que no debe gobernar la razón sino el amor, abren las puertas a  aquellos que sólo quieren y pueden gobernar por el odio” Popper. Si  abriéramos el gobierno de las instituciones controladas por la razón a  las pasiones, ¿Quién estaría capacitado para juzgar cuales son  beneficiosas o perjudiciales? ¿Y discriminar a algunas no significaría  el hecho de privarlas de su libertad de gobernar como pasiones?
Serían  tantas las dudas, que no haría falta seguir planteando la posibilidad  de escoger una opción como esa. ¿No sería más fácil recibir a la razón  como forma de gobierno? La razón persigue el oscurantismo, todas  aquellas situaciones nubladas que producen dudas y discordia. La razón  es la luz que permite dejar las cosas claras. Los actos no tienen que  tener como último fin, el amor, el odio… Los actos deben justificarse  correctamente, y si no se puede hacer es por que hay pasiones de por  medio.
“Despréndete de todas las impresiones, de los sentidos y de la imaginación, y no te fíes sino de la razón” René Descartes.
Aún así debemos comprender que hay muchas cosas que todavía sobrepasan a la razón. Continuemos esta lucha.
La razón es tu mejor guía y la pasión tu compañera.
Si quereís podeís comentar exponiendo vuestra opinión sobre el tema. O diciéndome que os parece lo que he escrito.
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